Naciones Unidas dedica este año el Día Mundial del Agua a las aguas subterráneas, sin las que la vida no sería posible ya que son decisivas para el buen funcionamiento de distintos ecosistemas, como los humedales y los ríos. Debemos proteger las aguas subterráneas de la contaminación y la sobreexplotación para utilizarlas de forma sostenible, tratando de lograr un equilibrio entre las necesidades de las personas y las del planeta. Las aguas subterráneas desempeñan una función vital en los sistemas hídricos y de saneamiento, la agricultura, la industria, los ecosistemas y las estrategias de adaptación al cambio climático, por lo que es necesario implementar con urgencia políticas de desarrollo sostenible
El lema de la ONU este año, “Aguas subterráneas: hacer visible lo invisible», pretende concienciar sobre la necesidad de salvaguardarlas ya que casi la totalidad del agua dulce en forma líquida del mundo es agua subterránea, a pesar de que aún 2 200 millones de personas viven sin acceso a agua potable, un objetivo fijado para 2030.
Las aguas subterráneas desempeñarán un papel fundamental en la adaptación al cambio climático. Se calcula que alrededor del 40 % de toda el agua utilizada para el riego (y por lo tanto para la obtención de alimentos) proviene de acuíferos. Sin embargo, la sobreexplotación en regiones como Asia y el Pacífico (con la menor disponibilidad de agua per cápita del mundo), se prevé que su uso aumente un 30 % de aquí a 2050. Otro grave problema es la contaminación de estas aguas: en América del Norte y Europa los nitratos y los pesticidas usados para la explotación agrícola y ganadera que se filtran en la tierra constituyen una gran amenaza para la calidad del agua subterránea. Es por eso que debemos tomar conciencia de su importancia y gestionar este recurso vital de forma sostenible.